domingo, 23 de noviembre de 2014

Libertad voluntaria

Ya no me siento culpable. 

Hace varios días liberé esa culpa. Fue algo que me puse como condición para poder casarme. No me iba a casar aún atada a culpas fantasmas, a sueños vívidos incoherentes, a deseos frustrados. Y puedo decir que me casé libre.

¿Sentiste esa libertad?

No sé para otras novias, pero para mí, mi boda fueron las horas que más rápida y felizmente se me han pasado. ¿Lo sentiste? Tú también te veías feliz. Sé que me has perdonado. Yo también te perdoné.

Hace días me liberé. Fue libertad mental en su más pura expresión. Dejé ir lo que me encarcelaba. Le pedí perdón por haberlo mantenido encerrado también tanto tiempo y le dije que lo perdonaba por haberme tenido tras rejas todo este tiempo. Ese sentimiento de opresión murió para mí hace varios días. Quizá semanas. Quizá meses. Había ido agonizando lentamente, hasta que murió.

Culpa, ya no me necesitas. Ya no me vas a sentir. Culpa, ya no te necesito. Ya te he dejado de sentir.
Ahora camino libre, tomada de la mano de un hombre especial, de una manera tranquila. ¿Caminamos hacia el mismo lugar? No lo sé. Sólo sé que lo quiero acompañar, así como él me ha acompañado a mí.

¿Me das un besito? Ándale, uno ahora que ya tenemos permiso.


No hay comentarios:

Publicar un comentario