sábado, 13 de septiembre de 2014

Despedida

Me enamoré perdidamente de una polaca.   Me enamoré y sigo encantada. También me enamoré perdidamente de una suiza, de una holandesa y de una alemana. La suiza era simplemente fantástica.  Todo de ella era interesante. Todo era hermoso. Simplemente bellísima. La más ordenada de todas, la más cuidadosa, la más amable... y extremadamente tímida. La polaca, por su parte, también era preciosa. Tan  tranquilamente conservadora. Tan generosamente atenta. Tan sorprendentemente parecida a nosotros. Tan tiernamente necesitada de atención. Al principio fue un poco difícil lograr que tuviera confianza, pero una vez que abrió sus puertas, la conexión fue intensa, emocionante... maravillosa. Se dejó ir a raudales, mostrando uno tras otro sus tesoros. La holandesa era relajada... fresca. Tolerante y divertida. Adoraba las fiestas como ninguna otra, aunque lograba un adorable equilibrio entre orden y espontaneidad. Graciosa y nada tímida... era la más accesible de todas. Pero la que se llevó mi corazón, por encima de todas... fue la alemana. No puedo expresar la sensación de pérdida que tengo ahorita al no poder verla. Era... maravillosa. Espectacular. No tan bella y ordenada como la Suiza, tan tolerante como la holandesa, ni tan completamente compatible como la polaca. Pero era simplemente la más especial de todas. Con unas ansias interminables de crecer. Una fuerza vital intensa, aunque tranquila. Una forma de comunicarse esplendorosa. Una disposición completa a conocer más.  Mesurada y amable, abierta y cerrada al mismo tiempo. Guarda un tesoro en su interior al que no es fácil acceder. Pero, si sabes cómo abordarla, puedes sentir como poco a poco te va mostrando sus secretos... si simplemente te acercas lentamente sin juzgarla. Es vulnerable y fuerte. Es contrastante. A todas las extraño.  De todas me enamoré. Y a todas creo volverlas a ver. Estar en ellas. Pasearme por sus calles. Descubrir sus callejones, sus costumbres. Nadar en sus lagos y vestir sus tradiciones. Compartir su lenguaje y conectarme con ellas. Esas ciudades robaron mi corazón... aunque a la mitad no las conozca en persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario