Es divertido observar como se puede encontrar la motivación perdida en un pequeñísimo detalle.
Puede ser música que te recuerda los buenos (y vergonzosos) momentos de tu adolescencia o un folleto que te recuerda ese sueño que tienes desde hace años, que se quedó guardado en un cajón por antojarse imposible... y que repentinamente te das cuenta de que no es tan difícil como podría parecer en un principio.
Por eso, hoy, y los días que sean necesarios, voy a seguir hasta que el cuerpo aguante.
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