viernes, 30 de agosto de 2013

Motivación

No sé ustedes, no sé las demás personas en este mundo... pero, personalmente, en cuanto me siento un poco bien, me dan ganas de ayudar a la gente. Incluso a veces aunque no me sienta bien o no tenga energías para levantarme de la cama o para subir las escaleras, el simple hecho de saber que alguien importante para mí necesita mi ayuda, es suficiente para hacer que me levante y saque fuerzas de flaqueza.



Y no es por presumir, por decir "soy una buena persona". Realmente no es eso.
Es un impulso que yo creo que todas las personas  tienen naturalmente. Creo firmemente que las personas son buenas por naturaleza. Quizá por la educación en la infancia o experiencias desagradables en la vida tales impulsos puedan verse disminuidos, quizá hasta el punto en que pasen  totalmente desapercibidos...
Pero ese impulso de solidaridad nunca se pierde. Somos seres sociales y, como tales, nos vemos inclinados a ayudar a nuestra misma especie. A nuestra tribu.

A ese sentimiento me veo enfrentada ahorita. Es una de las motivaciones más fuertes que puede tener alguien, y al menos es la motivación más fuerte que encuentro en este momento para seguir avanzando.
¿Para qué sería entonces válido hacer CUALQUIER cosa, si no puede ser de provecho para los que te rodean?

No lo sé. Pero mientras tenga fuerzas, ayudaré en lo posible. Seguiré esforzándome por dar a conocer lo que yo creo es la verdad. Seguiré buscando que las personas a mi alrededor tengan la mejor salud posible, aunque me cataloguen de loca o de necia. Y en el camino, espero recuperar la mía.

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