viernes, 10 de agosto de 2012

Arena

Entre casi siete mil millones de personas, me encuentro yo, te encuentras tú, nos encontramos todos.
Nuestra importancia... ¿en qué radica? Somos simplemente una abeja más de la colmena, un bicho más del enjambre.
Si una persona de esas siete mil millones desaparece, no pasa nada, por más que los matemáticos quieran darse esperanzas al asegurar que el aleteo de una mariposa cambia el curso de un planeta. Malditas ecuaciones de Lorenz.
Si una de esas siete mil millones de personas vive, la diferencia es mínima, excepto para esa persona. El significado de la propia vida radica en mente de cada persona. ¿Por qué es importante para mí mi vida y la de los seres que me rodean?

Soy un grano de arena en esta gigantesca playa. Por mis propias fuerzas, a duras penas influyo en el comportamiento de los granos de arena circundantes, pero el resultado incluso es mínimo. Y sin embargo, dicen que cada granito de arena es un universo por sí mismo. Un universo impenetrable y solitario, diría yo.

Las personas tenemos el constante deseo de conectarnos con los demás. Los granos de arena siempre quieren interactuar con los otros granos. Quieren sentir que hay una conexión, sentir que han podido superar la separatividad que los atormenta.
Y con cada fracaso, más desisten de esa idea. Y nosotros más nos convencemos de que tales conexiones no existen y que realmente estamos solos, intentando convivir con los otros granos de arena. Viviendo en soledad y rodeados de individuos, en los cuales no podemos entrar. Mucho tiempo pensé que la relevancia de mi vida radicaría en lograr vencer esa separatividad, ahora, simplemente, no sé que pensar.

Los seres humanos somos irracionales, cada día me convenzo más de ello. Y entre menos me quieran escuchar, más voy a gritar. Entre más se tapen los oídos, más escándalo haré. Quizá no diga nada nuevo ni coherente, pero al menos aliviaré un poco mi ansiedad. Liberaré mi mente del tormento que surge cuando se da cuenta que es solamente una mente entre siete mil millones, y que no es diferente a las demás mentes. Que nunca lo ha sido y que nunca lo será. Que todo es una ilusión y que no existe forma de discernir de la realidad de la fantasía.

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